domingo, 15 de agosto de 2010

Afectividad y enamoramiento


La manera como vivimos nuestra sexualidad y afectividad tiene mucho que ver con la forma en que las personas más significativas que nos acompañaron en la infancia establecieron con nosotras y nosotros vínculos de amor y cuidado. Desde que nacemos, además de la atención básica relativa a la alimentación, protección y el cuidado de la salud, necesitamos tener un contacto cercano, constante y cálido con nuestros padres, madres hermanas, hermanos y otros adultos encargados de atendernos. Necesitamos que nos miren con cariño, nos hablen, jueguen con nosotros y nos hagan reír, nos carguen y acaricien y mimen cuando estamos asustados o simplemente cuando deseamos sentir calor y cercanía. Como afirma CANTERO, (2006) refiriéndose a la teoría del apego, ser besado, abrazado, acariciado, en definitiva, sentirse querido es tan básico para el adecuado desarrollo personal como la satisfacción de necesidades biológicas durante toda nuestra vida. La experiencia del enamoramiento en la adolescencia es una de las vivencias que se recuerdan a lo largo de la vida por las diversas emociones y sentimientos como la alegría, satisfacciones y desilusiones que se involucran. Todos sabemos que cuando llega la adolescencia se produce una revolución en la vida de los jóvenes entre estos cambios se encuentran las nuevas e intensas sensaciones sexuales como el enamoramiento, fantasías sexuales que fácilmente se alternan con momentos de depresión y tendencias a la soledad. Enamorarse en la adolescencia sirve para aprender a besar, a conquistar, a provocar celos en la pareja y, en general, a manejar poco a poco todas las experiencias que rodean los impulsos y pasiones propios de esa etapa. Enamorarse ayuda mucho a lograr la autoestima, a integrarse, a convertirse en un joven o señorita plenamente aceptado por su grupo. Aquel o aquella que no consiga pareja en esas edades, fácilmente puede sentirse un marginal, por no poder llegar a la meta a la que imagina que todos han llegado. (MAESTRE, 2002) El adolescente a menudo no sabe qué hacer con sus sentimientos; no sabe cómo manejarlos, en particular, cómo manejar los fracasos o sencillamente los problemas y dificultades en las relaciones sentimentales: sufre y hace sufrir con ello. Las principales preocupaciones de los/as adolescentes se vinculan al engaño y sufrimiento que causa el desamor. La inexperiencia e inmadurez emocional presenta estas situaciones en extremos dramáticas y dolorosas. En el caso de las adolescentes, además, deben enfrentar la aceptación y reconocimiento de sus sentimientos por parte de sus padres, quienes actúan en una doble moral: una para sus hijos varones y otra para las mujeres. Las experiencias amorosas evidencian la poca estabilidad emocional de los adolescentes en sus continuos “fracasos”, desengaños y poca duración de sus relaciones, que son normales dada su etapa de iniciación de su vida afectiva sexual. De allí que sus expectativas estén orientadas a superar esos fracasos, a alcanzar la madurez suficiente, a través de mayores niveles de comprensión, confianza y respeto, base de toda relación de pareja. También podemos encontrar parejas con tendencia a la melancolía o al sometimiento total a su pareja. Dentro de este contexto también se presentan los casos de adolescentes inseguros que van pasando de una pareja a otra sin poder lograr una estabilidad, únicamente para reasegurarse que son capaces de conquistar y de ser queridos. Así mismo ocurre con aquellas parejas que “no pueden terminar” una relación que se torna enfermiza, angustiante, ocultando situaciones de frustraciones afectivas del pasado que generan nuevos temores. Las relaciones de pareja también viven situaciones muy gratificantes y edificantes sobre todo cuando se hacen responsables de sus sentimientos es decir, aprendiendo de sus errores, aceptando sus fracasos y viviendo con resposabilidad sus momentos de pasíón, siguiendo sus principios éticos y morales, valorando cada relación y asumiendo esa doble realidad del amor de pareja como son las satisfacciones y sufrimientos, como dos caras de una misma moneda: el amor.
Referencias Bibliográficas Cantero M.J. (2006): Desarrollo Socioafectivo. En Córdova, A., Descals, A. y Gil, M.D. (Coords.), Psicología del Desarrollo en la edad escolar. Madrid: Pirámide, pp 159. Maestre, F. (2002): Era Tabú. Guía de Sexualidad para la Familia. Tomo 2. Adolescentes. Grupo Santillana. Lima. Marco Antonio

1 comentario:

  1. es cierto cuando dicen que en los adolescentes cuando le gusta alguien le da celos con otra persona haci hacerle sentir celoso

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