Amor u Obsesión

Muchas veces habrás escuchado expresiones como estas: “Haré todo lo que tú me pidas, pero no me dejes” “prefiero morir a perderte” “si no eres para m í, no serás para nadie”.

Al escuchar estas expresiones podríamos pensar ¡cuánto amor hay en esa relación! Pero no nos engañemos, esas expresiones ocultan otros sentimientos a los cuales quizá ya nos hemos acostumbrado llamarlo amor. Sin embargo, estamos frente a una obsesión. Es decir, a un tipo de relación llevada al extremo, en donde una de las partes decide entregar todo de sí, sacrificándose, entendiendo así su amor al punto de negarse y perder su dignidad. Poniendo en riesgo su integridad física y mental.

La consecuencia de un tipo de relación así, en el mejor de los casos, es salir lastimado y “enfermo de amor”. En el peor de los casos puede ocurrir una desagracia como el suicidio o el asesinato: “si no eres para mí, no serás para nadie”.

¿Cómo diferenciar el amor de la obsesión?
Responde tú a esta preguntas ¿Te sientes querida/o, amada/o y respetada/o? ¿Te apoya y comprende tu pareja? ¿Sientes más energía para vivir o te la quita? ¿Sientes que mejoras como persona, qué maduras y creces? Si la respuesta es negativa, ten cuidado porque posiblemente estés en el terreno de una relación obsesiva disfrazada de amor. Por tanto, tu relación se reduce a: “Haré todo lo que tú me pidas, pero no me dejes”.

Si no hay comprensión y respeto mutuo, no te engañes: no es amor. Es baja autoestima. En realidad, por una extraña razón, atraemos a personas que están en sintonía con nuestros pensamientos dominantes. Y si nuestros pensamientos son negativos, de baja autoestima… no te extrañe que atraigas a personas con los mismos problemas. Cuando se tiene baja autoestima, se encuentra el sentido de la vida en el conflicto.

Como no consigues la atención de nadie (por no haber tenido a tus padres cerca para brindarte afecto o por el maltrato e indiferencia a tus problemas por parte de ellos), descubres que en el conflicto puedes hacer sentir al otro culpable y recibir cariño. Y llamas la atención. Más aún, aparentemente eres la víctima, pero lo que haces es ejercer poder sobre la otra persona y la intentas controlar con súplicas o amenazas y sientes por fin que alguien te hace caso. Es por eso que te haces adicta/o a las relaciones destructivas. En la pelea llamas la atención del otro. Esto es dañino. Y no es amor.

Hay personas que tienen relaciones “prohibidas” con personas casadas o con personas comprometidas. Se dicen así mismas que él ya no ama a su esposa o a su enamorada y que le gustaría dejarla. Pero que no lo hace por los hijos o porque le tiene lástima. No te engañes. Te estás auto-saboteando. Porque tienes baja autoestima, crees que no puedes conseguir a un hombre o mujer libre. Esta es una obsesión, que no te va a llevar al verdadero amor sino al sufrimiento.

La mente es tan poderosa, que puede enfermarte… o enamorarte. Y todo está en los pensamientos. Es bonito ilusionarse por alguien y pensar que es nuestra persona ideal. Pero pasar de la simple emoción a la obsesión ya no es sano.

Tienes que mejorar tu autoestima. Cuando te enamores de ti misma/o (te valores), comprenderás que es una relación obsesiva. Termínala, para dar la bienvenida a un nuevo amor que esté en sintonía con tu nueva forma de ver la vida, aquella en donde tú eres lo más importante.